Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primeva vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar; hago renacer la boca que deseo, la boca elegida entre todas, con soberana liberdad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.